martes, 28 de diciembre de 2010

Escrivivir

Cuando abrí este blog me "prometí" a mi misma que no lo convertiría en una especie de fotolog, pero pensandolo mejor, he decidido que es mejor que escriba lo que yo quiera, sin pensar en quién lo va a leer, sin pensar en las estadísticas ni en nada más, sólo en lo importante: escribir.

Hace tiempo tuve una profesora de literatura que me enseñó la base de todo buen escritor: el escrivivir. Si tú no crees en aquello que estás escribiendo, si plasmar tus pensamientos es una obligación y odias todo aquello que tiene que ver con las palabras, mal vamos amigo.





La verdad es que hace mucho que no escribo por placer, hace mucho que no dejo que mi mente vague por ahí, porque creía que cuando cantaba ya me expresaba bastante. Aunque, siendo sincera conmigo misma, no basta. ¿Habéis sentido alguna vez que el mundo de vuestro alrededor era una farsa? ¿Habéis creído en alguien/algo y os ha fallado estrepitosamente? Estas sensaciones llenan nuestro día a día, hay poca gente que pueda negar este hecho, porque siendo sinceros hasta los niños tienen estas sensaciones: cuando descubren la verdad de los reyes magos, cuando alguien cercano les falla o hasta cuando Santa Claus no les trae el ansiado coche teledirigido que hace mil años que piden. A nuestros ojos sus problemas parecen nimiedades, pero yo recuerdo que lo del coche teledirigido me hizo bastante rabia y como es una anécdota que cuento bastantes veces, mi novio siempre me dice que me comprará uno para que me calle un rato xD

En fin, no tenemos por que esconder nuestros sentimientos. Si queréis escribirlos y publicarlos donde os plazca es decisión vuestra. Lo importante es que salgan de vuestro interior, porque si los sentimientos negativos se quedan dentro lo acabará pagando quien menos se lo merece.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Mis aventuras/desventuras con renfe

Sé que todos hemos sufrido algún que otro percance debido a esta gran compañía tan querida por todos. La verdad es que con ellos nunca había tenido demasiados problemas, exceptuando claro, los precios abusivos, algún que otro retraso, una web que no tira ni a la de tres y horarios que sólo entienden ellos. En fin, casi nada. Aunque el otro día pude vivir en mi propia carne qué pasa cuando te atienden mal y encima te ponen esa carita de: es culpa tuya, yo no he sido.

Comencemos por el principio.

Estava súper feliz porque por fin podía ir a ver a mi novio después de haber tenido una tarde movidita con la niña a la que le hago de canguro (pobre, es que cuando sus padres no llegan a la hora se impacienta). Llego a la estación de Clot Aragó y el tren que me interesaba iba a salir en ese momento, pero como no tenía ganas de ir con prisas no le hice mucho caso y como sabía que después saldría otro no me preocupé mucho. Así que me fui a la taquilla para comprar el billete y ahí me encuentro que la chica que tenía que venderme el billete estaba enganchada al teléfono. Al principio, ingenua de mí, pensé que estaría hablando por un problema o duda que tenía, pero cuando estuve delante me di cuenta que le estaba contando a una amiga el sus aventuras amorosas. La chica me vio perfectamente, pero ella siguió hablando, pasando de la pobre persona que se estaba esperando para comprar el billete. Cuando conseguí incomodarla con mi mirada, me atendió, pero ella seguía al teléfono.

La "señorita" por no llamarla de otra forma más soez, se equivocó un par de veces, hasta que al final entendió que con su amiga en la oreja a mí no me podía atender ni soñando. Igualmente, aunque no estuviera hablando por teléfono no se enteraba mucho de la copla. Cuando después de repetirme el billete un par de veces lo tuve correcto en la mano, casi me pongo a llorar de la alegría. Por fin, pude ir a tomarme un café que con las ganas que tenía de matar a la taquillera, me pareció mejor ir a ahogar mis penas en una buena taza de café antes de cometer cualquier tontería.

jueves, 16 de diciembre de 2010

El globito y yo

Vaya tema que escojo para inaugurar el blog, pero precisamente lo escribo para esto, para hablar de temas que normalmente la gente te mira raro cuando los sacas.

Estoy harta de escuchar la típica frase de: los jóvenes no sabéis valorar el dinero. Cuando hablas con población de la tercera edad, en esta frase se le agrega la coletilla siguiente: claro, como no habéis vivido una guerra...
En fin, lo siento pero no hace falta que vivamos una guerra para valorarlo. Aunque suene a tópico yo lo valoro, porque aunque la gente se crea que los críos no se enteran de nada, lo hacen. Os pondré un ejemplo práctico:
Tenía unos 4 años y estaba paseando con mis padres y mi hermano por la feria de nuestra capital de comarca. Entonces, mis ojitos de niña se fijaron en un señor que llevaba un montón de globos en la mano y me los quedé mirando embelesada. Mi madre, muy perspicaz ella, me preguntó si quería uno. ¿Qué tenía que decirle? ¿Qué no? ¡Anda ya! El tema es que mi madre me lo compró y cuando nos íbamos, le pregunté a mi madre cuánto le había costado el globo. Ella pensativa decidió decirme la verdad y me contestó: una moneda de las gordas (una de 500 pesetas, vamos). Y mi mente de niña de 4 años se quedó pensando en: que caro... una moneda de las gordas...
Supongo que eso hizo que me enfadara un poco cuando a los pocos días se le fue el helio al globo, pero bueno ese es otro tema.

Para conseguir que los críos/jóvenes valoren el dinero sólo hace falta educación. En mi casa siempre se ha hablado claramente de los problemas de dinero. Aún recuerdo cuando mi madre me contaba que había veces que no teníamos ni dinero para comprarnos zapatos. La verdad, es que por saber eso no he sido ni menos niña, ni he tenido una infancia desgraciada ni nada. Básicamente, he tenido claro siempre lo que costaban las cosas, por eso mis juguetes están bastante enteritos y mis primeras game boys (compradas con mi dinero porque en mi casa no llegábamos) están en perfecto estado, aún juego con ellas y todo ^^

La conclusión de hoy es: todo depende de la educación chicos, no hace falta sobreproteger a la gente, que lo único que conseguiréis así es a niños mimados.