jueves, 14 de noviembre de 2013

Historias de compañeros de piso (I)

Hace tiempo, eones más bien, que quería escribir sobre mi dilatada experiencia compartiendo piso (bueno, tampoco tanto, pero es que algunos compis me duraron poco). Bueno, al lío, el caso es que como tengo todo esto un poco inactivo, bastante vale, pues he decidido comenzar contando esas anecdotillas y consejos que siempre dije que contaría pero que aún no me había dignado a hacer. 

Cuando comencé a compartir piso tenía 19 añitos, era la primera vez que tenía que apañarme sola en una ciudad casi desconocida (yo venía de un pueblo perdido) y los primeros días no resultaron demasiado fáciles. Por suerte, los primeros compañeros que me tocaron molaban, teníamos nuestros más y nuestros menos, pero como siempre me había gustado mucho cocinar no había pelea que durara mucho y menos cuando sacaba pasteles del horno, empanadillas y croquetas varias para todos. Consejo: el primer día que tengas que hacer la compra, asegúrate de saber dónde está el supermercado al que vas siempre con tu madre, porque si vas a otro te sentirás perdido y bastante agobiado. En realidad, te sentirás agobiado igual, porque la distribución de todos los supermercados es distina, aunque sean de la misma cadena, pero al menos reconocerás los productos. 
Consejo tonto: hazte una lista. Cuando lo de comprar ya lo tengas más a mano ya no la necesitarás si tienes buena memoria, pero en un primer momento es importante para, al menos, poder hacerte algo decente de comer el mismo día. Además, te ayudará a disminuir el agobio inicial. 



Pasemos a otro tema, en ese piso vivía con un japonés, siempre me había considerado bastante otaku así que tener un japonés en casa tendría que haber molado lo suyo. Por desgracia, casi no lo veía. Se levantaba súper temprano (a las 6:15 creo recordar y me acuerdo porque su despertador me despertaba cada mañana) y se pasaba el día trabajando y estudiando hasta tarde. Según él aún era un japonés vago, porque los había que dormían menos horas y hacían mucho más que él. Para una estudiante como yo todo ese despliegue de actividad te hacía sentir un poco mal y te hacía intentar abarcar mucho más de lo que ya hacías. Consejo: nunca intentes trabajar tanto como un japonés, tener aficiones y tiempo libre te hará más feliz y productivo. 

El primer año realmente no me pasaron muchas anécdotas divertidas, íbamos haciendo, me daba cuenta que al ser la pequeña no se me tenía tanto en cuenta como a los demás, pero eso fue cambiando con el tiempo. Consejo: intentar relacionarse con los compañeros de piso es primordial, si habláis, hacéis sobremesas o hasta cenas de forma conjunta, esos desconocidos pasarán a ser parte de tu familia (si se lo merecen, porque hay cada uno...). 

Y hasta aquí los consejos de hoy, otro día ya contaré anécdotas más interesantes pero hoy como sesión introductoria ya está bien. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario

No muerdo, podéis preguntar cualquier chorrada que se os pase por la cabeza o al menos decir "Buenos días", que eso siempre se agradece ;)